Título: El niño que robó el caballo de Atila
Idioma: Castellano
Autor: Iván Repila
Editorial: Libros del Silencio, Seix Barral (Grupo Planeta)
Publicación: Enero de 2013, Febrero de 2017
Etiquetas: Analogía, Supervivencia
Formato de publicación: Tapa blanda, 144 páginas. Epub
Tiempo estimado de lectura: 5h
Puntuación: 10/10
Sinopsis: Dos hermanos se encuentran atrapados en un pozo de siete metros en medio del bosque, del que intentarán salir.
Lo mejor: La profunda carga analógica y metafórica del libro.
Lo peor: La misma profunda carga analógica, que no hace del libro una lectura ligera.
En El niño que robó el caballo de Atila contemplamos la lucha por la supervivencia de dos hermanos atrapados en un pozo de siete metros de profundidad, del cual no pueden salir. O eso es lo que parece porque en esta novela corta, escrita por Iván Repila, hay más, mucho más. Tanto que depende del lector hallarlo.
Lo que nos encontramos aquí no es una novela ni una historia al uso. Es una enorme analogía construida a partir de una excusa. Como lectores contemplamos cómo el paso de los días erosiona y destruye a los protagonistas, el hermano mayor y el más joven, el Grande y el Pequeño, sin nombres propios; mientras vemos la definición de sus formas de ser. Cada uno adopta una posición respecto al mundo que los envuelve, en el que han quedado confinados, diferente, opuesta, necesaria para hacer que la trama avance y descubran, cada uno y los dos juntos, las analogías que Repila regala al lector.
Son éstas las que mueven en libro. Como excusa, la historia es simple, y a partir de las premisas ofrecidas encontramos un sinfín de reflexiones, imágenes y símbolos cuyo significado va más allá de la capacidad de este humilde lector. Las conexiones surgen en cada situación, en cada capítulo. Los significados varían tanto que intentar explicarlas en un espacio tan pequeño como el de una reseña es imposible, amén de contraproducente por el riesgo a contaminar la experiencia de lectura de El niño que robó el caballo de Atila.
Según el lector, según incluso el estado de ánimo, cada lectura de este libro, porque es de esos que invitan, casi obligan, a una relectura para poder apreciar la belleza estética, metafórica, y técnica; el significado varía. La lucha por la supervivencia de los niños puede ir desde la tragedia de vivir hasta la las revoluciones populares, culturales, la degeneración y decadencia o virtuosismo que se mezcla en una gama de grises que brilla o se ensombrece según la luz que se aplique.
Por otra parte, sin quedar atrás es digno de apreciar el trabajo técnico del autor. La narración es limpia, ajustadísima a las necesidades de la obra. Sin un trabajo tan pulcro de redacción y composición, sería imposible ofrecer al lector la gama de matices de la historia de estos hermanos. El texto elige alejarse de las voces de dos hermanos para abrazar las voces de la vida, de la humanidad misma. Son las voces del Yin y del Yang, de la realidad y el sueño, de la vida y de la muerte.
También, para la construcción de esta fábula, el autor rompe con las referencias espacio temporales. Sitúa el pozo en un no-mundo, falto de elementos que puedan interferir en la dimensión analógica. Para qué. Lo importante no son los detalles, o lo escabroso de las escenas que viven los hermanos. Todo eso se queda detrás, siendo un mal necesario, un corsé obligatorio para abrir la puerta que se esconde en la profundidad de este libro.
Sin duda, esta novela corta ha sido una de las grandes sorpresas que me he llevado en mucho tiempo. Totalmente recomendable.
Portada del libro: Planeta de libros
Foto del autor: DONOSTIA KULTURA – Hijos de Walden, CC BY-SA 2.0, Enlace