Tinc un paper en Món Llibre

La ciudad de Barcelona hace unas semanas se llenó de carteles informativos sobre un festival literario infantil llamado: Món llibre, que tendría lugar en el CCCB, MACBA (por el Raval), los días 6 y 7 de abril. Cuando lo vimos, pensamos en ir. Parece interesante, dijimos. Pero no le dimos muchas más vueltas hasta el viernes 5 por la noche, que la alarma del móvil nos avisó de «evento». Así que fuimos rápidamente a la programación y a lo dadaístas escogimos ver el espectáculo de las 11:30h. Por casualidad, el espectáculo coincidía con un libro al que le habíamos echado un ojo y queríamos reseñar: Tinc un paper. ¡Dos por uno!

img_20190406_122350.jpg

Tinc un paper es un álbum ilustrado apto para todos los públicos, aunque esté pensado para niños de entre 5-8 años. Ilustrado por Eva Armisén y escrito por Marc Parrot. Trata sobre un grupo de amigos que prepara una obra de teatro. A partir de este pretexto sencillo, se nos presentan todas las personas implicadas en el buen funcionamiento de una obra teatral: la directora, el productor, la encargada de las luces, la escritora… Porque detrás de la puesta en escena hay profesionales que tienen un papel tan necesario como el del actor, que a menudo quedan invisibilizados, pero sin los cuales la obra no existiría.

El sábado 6, en el patio de les Dones del CCCB, Armisén y Parrot escenificaron su pequeña gran obra de arte. Para los que todavía no conozcan a los autores, Eva Armisén es una pintora con una larga trayectoria conocida a nivel internacional y Marc Parrot es un compositor de unos treinta años de trayectoria. Vaya, que hay nivel. Y no solo lo dice la wikipedia, también lo decimos nosotros que estuvimos disfrutando del espectáculo.

Los autores se convirtieron en los personajes principales de la historia. Ellos eran los amigos que querían montar una obra de teatro, los habían echado del recinto en cuestión, y allí los teníamos, delante de nosotros, buscando su lugar dentro de la obra y conociendo al resto de personajes que iban a participar en ella. Marc Parrot guitarra en mano, nos fue presentando a cada uno de ellos, combinando música y narración. Mientras tanto, Eva Armisén con sus colores y su magia ilustraba toda la explicación.

All-focus

Dejando la objetividad de lado, que no somos periodistas, vayamos a lo verdaderamente importante: ¡CÓMO NOS LO PASAMOS! Bien, la puesta en escena era tan sencilla y estaba tan bien trabajada que el tiempo se nos pasó volando, a pesar de que el espectáculo duró 45 minutos. Tiempo suficiente para que Eva hiciera 7 ilustraciones al compás de las canciones de Marc. Calculado al segundo, milimetrado.

La estructura fue sencilla, pautada, presentando los personajes uno a uno, y todos del mismo modo: a través de una canción que tenía un ritmo y una voz en función del mando y responsabilidades de cada profesional y con una ilustración que ejemplificaba el carácter necesario para ejercerlo. El hecho de combinar sonido e imagen facilitaba también la atención, los peques, y los no tan peques, no parábams de mirar a Marc y a Eva, parecido a cuando ves un partido de ping- pong. La dulzura de los dos, todo sea dicho, era el punto clave de la conexión con el público. Marc involucraba a los niños, Eva no perdió la sonrisa y bailaba al ritmo de la música mientras dibujaba. Una sincronización increíble.

IMG_20190406_121815

Cuando parecía que el espectáculo entraba en un círculo de monotonía, Marc se puso una hermosa chaqueta de topos de colores con un floripondio con pétalos multicolor, que hortera, quizá, pero original, un rato, y además combinaba tanto con el vestido de Eva y como con los dibujos. Este pequeño gesto fue especialmente importante porque rompió con la linealidad de la obra y nos preparó para el acto final: las últimas canciones, presentación de todos los dibujos y, por supuesto, del personaje que aparece al principio y aun no se había presentado, el tramoyista. Joan de la tramoia, que és una… joia.

Eso fue lo que pasó en el escenario, pero y ¿debajo de él? Nosotros fuimos atropellados varias veces por un carro asesino. No hablamos de un carro cualquiera, sino de un carro peligrosísimo, de color negro, de marca Chicco, sin frenos, ni conductor. Poco faltó para que no lo contáramos. Los niños, entusiasmados. Ahí fue donde nos pusimos a reflexionar. Los coches siempre con frenos. Y los niños más al teatro. Son los padres los que, a menudo, no fomentan el amor por la cultura. De hecho, estando allí, pudimos contemplar a algunos niños interesados en la función que fueron, literalmente, arrastrados del patio de les Dones, por sus padres. Ni el llanto les hizo comprender que sus hijos estaban apreciando el trabajo artístico que se les ofrecía. La obra en sí, la que vimos, y la que podéis leer en Tinc un paper, es una reivindicación del arte, la pintura, la música, el teatro. Una llamada a la creatividad y al trabajo en equipo.

El único defecto que pudimos encontrar fue el espacio. Amplio, sí. Al aire libre, también. El aire fue nuestro mayor enemigo. El sonido, al principio, era bastante malo. Nosotros que estábamos lejos del escenario apreciamos poco la letra de las primeras canciones. Después, por suerte, el aire aflojó, no lo suficiente como para no hacer balancear los cuadros de Eva. El espectáculo reclamaba un espacio íntimo y, sobre todo, cerrado. De este modo, podríamos haber apreciado mucho más las ilustraciones (sin variables imprevistas como el sol) y el sonido.

En conclusión, nos lo pasamos como enanos. Os recomendamos muy mucho el libro y el espectáculo. Lo primero está en librerías. Y lo segundo, con suerte, pronto en cartelera.

 

 

 

 

 

 

 


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s