The black holes | Borja González

Título: The black holes
Publicación: Junio 2018, Reservoir Books.
Temática: Ciéncia ficción (difusa)
Páginas: 120
Autor: Borja González
Puntuación: 5,5 / 10

Sinopsis: Gloria, Laura y Cristina quieren montar una banda de aires punk llamada The Black Holes. Tienen todo lo que se precisa. Apenas empiezan con los ensayos, un aura extraña invade su día a día: la reminiscencia de algo que ocurrió 160 años atrás y persigue a una de ellas.

The black holes es un novela gráfica que me ha hecho recordar una frase muy bonita, que repito constantemente, y que pronto empezará a convertirse en mi mantra: Menos es más. Borja González ha oído hablar de la frase, y si no lo ha hecho, la utiliza de manera inconsciente, al menos, en su ilustración. La historia transcurre apenas sin texto, son las imágenes las que aportan la mayoría de la información. Los escenarios están muy elaborados, mezcla la fantasía con detalles cotidianos, podemos encontrarnos un bosque, del que bien podrían salir hadas, y de pronto, una habitación con el mobiliario de cualquier casa de barrio. Esa combinación, juntamente con las tonalidades empleadas, habitualmente, gamas de oscuros, verde y negro, dotan a la novela de misterio y la hacen a los ojos del lector, algo fantasmagólica.

La trama se desarrolla en dos tiempos simultáneos, aunque parezca imposible: en el año 1856 y en el 2016. Digo que son simultáneos, porque a pesar de que es evidente, que un año va después del otro, cuando nos adentramos en las historias no percibimos esta diferencia temporal. Forma parte de la mágia de la historia, y de la reflexión a la que inicita una vez la hemos terminado: el tiempo es relativo, y las inquietudes y problemas humanos son vigentes en cualquier época.

Laura, Gloria y Cristina quieren formar una banda de punk. Por otro lado, está Teresa, Margarita, Gardenia y Rosa, cuatro hermanas a la espera de la puesta de largo de Teresa. El arte está presente en dos personajes, en Laura, que tiene una visión del punk macabra y tiene un gusto pecualiar por cambiar su look cada día. Y en Teresa, que escribe poemas fantasmagólicos y quiere romper con los convencionalismos que se le imponen. Ambas se encuentran fuera de lugar en su entorno, y por eso, de vez en cuando, se marchan a un bosque. El bosque es un espacio atemporal, donde ambas se relacionan apenas sin darse cuenta. La naturaleza es la única que las acepta, las comprende y las deja ser, tal cual son. Lo interesante de la novela es que Laura y Teresa solo son dos nombres ficticios, pero podríamos ser cualquiera de nosotros, cuando el mundo parece seguir un ritmo que nosotros no queremos seguir. El autor las dibuja sin rostro, porque más allá de sus facciones, hay una personalidad, un ambiente, que las define por si mismas. Igual que a cualquiera.

La novela es compleja, de seguir y de entender, seguramente por eso le he puesto una nota tan baja. El tema del que habla me parece interesante, así como los personajes principales, pero requiere una lectura muy lenta, y en mi caso, dos lecturas. El cambio de los tiempos (pasado-contemporaneo), junto con la escasez de texto, fuerza a que la atención sea muy minuciosa en las ilustraciones, que no son siempre fáciles de deducir. Todo esto, junto con el final, que además de abierto, relaciona a los personajes, hace dudar sobre si el autor pretende hacer una obra reflexiva sobre la juventud o, en realidad, se trata de una novela gráfica de ciéncia ficción algo mal definida.

 

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