Un post muy recurrente en las cuentas de libros, especialmente, en instagram y en youtube, es el de la librería. Sale el reseñista en cuestión feliz de poder mostrar al resto del mundo el espacio de su casa que más cosquillitas le hace en el cerebro. Nosotros queríamos enseñaros la nuestra, pero no tanto por lo que tenemos, sino por lo que dejamos de tener. En fin, que preguntamos a través de instahistories si a vosotros os apetecía conocerla, y el sí fue rotundo así que: aquí lo tenéis, el post de nuestra pequeña librería.
Nuestra librería es pequeña, no solo por su altura, mide poco más de un metro, sino por la cantidad de ejemplares que hay, muy pocos. Vaya, vaya, un par de lingüistas reseñistas con una librería diminuta. Alto, lector. Tenemos justificación. Los libros de nuestra infancia y nuestra adolescencia están en casa de nuestros respectivos padres. Así que estrictamente, sí tenemos más ejemplares. Pero también es cierto que, últimamente, de adultos, hemos comprado muy pocos, son los que podéis ver en la foto que encabeza este post, y que adjuntamos para que podáis ver mejor al final del escrito.
Comprar libros está muy pero que muy bien. Pero el ritmo de lectura que nosotros tenemos, y estamos seguros, muchos de vosotros también, es incompatible con la compra de todas las novedades literarias. Porque no, de libros no vive el hombre, y pagar el piso, la luz, el agua y la comida, nos motiva, tanto o más que una buena novela. Hace poco, hicimos un post sobre las bibliotecas, donde os explicábamos las ventajas que tiene, cómo hacerse el carnet, si cuesta dinero, cuánto tiempo tienes para leerte los libros que sacas, etc.
Nuestra mayor proveedora de libros es la biblioteca, no nos escondemos. Eso de poder leer infinito nos gusta mucho, así como el tiempo que dedicamos todas las semanas a devolver las lecturas viejas y a escoger las nuevas. Es un momento mágico, de paz y tranquilidad. Además, descubrimos géneros y autores que no conoceríamos con la visa en la mano. Arriesgar sin miedo a perder, sabe mejor, y un libro de veinte euros que puede resultar un muermo, asusta.
El orden de los libros de nuestro espacio lector tiene siempre un hueco reservado para los libros que cogemos de la biblioteca. Así los tenemos localizados, y es más fácil devolverlos todos juntos. Después, tenemos un orden preestablecido para el resto, que varía, de vez en cuando, cuando sacamos el polvo. Actualmente, tenemos los libros clasificados en 4 zonas: la zona de los clásicos; la zona de literatura adulta contemporánea (con variedad de géneros); la zona infantil-juvenil, porque los cuentos nos apasionan y de vez en cuando cometemos algun pecado y la zona de aprendizaje o conocimiento (libros de lingüística, pedagogía, y uno de cocina).
¿Vosotros tenéis una librería grande y digna como Howards? ¿O sois más como la Matilda de Roald Dahl, y lleváis a cuestas un carro para ir cambiando la librería de vuestra casa cada mes gracias a la gran y querida Biblioteca? ¿Cómo ordenáis vuestros libros?
PD: Aquí tenéis la foto de nuestra librería, una imagen vale más que mil palabras.