Título: Let’s Pacheco! Una semana en familia.
Publicación: 2012, Editorial Astiberri
Temática: Humor, costumbrismo
Páginas: 72
Autora: Carmen Pacheco
Publicación: 2012, Editorial Astiberri
Temática: Humor, costumbrismo
Páginas: 72
Autora: Carmen Pacheco
Ilustradora: Laura Pacheco
Puntuación: 4 / 10
Puntuación: 4 / 10
Let’s Pacheco! es una novela gráfica que habla justo de eso, de la familia Pacheco, de sus vacaciones navideñas para ser más concretos. Y ya está. Aquí podría acabar la reseña, porque lo cierto es que no hay mucho más, pero ya que lo he leído, os debo, como mínimo, una pequeña explicación.
La novela está dividida en capítulos que son, en realidad, días de la semana. Debajo de cada día, vemos un jamón, que a medida que avanza la novela, va perdiendo carnecita. Como simbología, un poco pobre, pero original.
La historia empieza con Laura, una de las hermanas Pacheco, dibujando en el comedor de casa. Su padre se sienta a su lado y juega a adivinar qué dibuja. Al ver que pretende ilustrar las vacaciones familiares, apuesta que acertara todas las páginas. El libro termina, con el padre y la hija en la misma situación, el padre, efectivamente, lo adivina. Y no me extraña, porque las vacaciones de los Pacheco son tan comunes, que cualquiera de nosotros, pensando en nuestra familia, adivinariamos más de la mitad. Que si el jamoncito para las fiestas, que si la pelea de turno entre padre e hija, que si el ahogamiento de las uvas, que si el restaurante que cierra cuando menos te lo esperas, compras de Navidad…
La ilustración, por otro lado, es sencillita. Las tonalidades que emplea la autora son grises en su mayoría, y coloca algún otro color suave para contrastar: verde, rosa palo. La ambientación es casi nula. La trama se desarrolla, casi toda, en casa. Y es una casa con poco mobiliario, sin mucho detalle. Los personajes están definidos, pero el dibujo es plano, no tiene tampoco gran detalle.
No voy a fusilar la obra. Es entretenida, un pasatiempo, más o menos agradable. Pero no tiene nada. A nivel literario, tiene bastante que desear, la simpleza es tal, que se vuelve simplona. No juega a la broma, ni a la ironía, ni pinta la cotidianidad como algo destacable a mostrar. Es su familia, sin más, un pedazo de su vida, de sus vacaciones. Una especie de Instagram donde solo se muestra una parte de las vacaciones, la anecdótica, la que no hace daño a nadie.