Sintaxis. Esta palabra, por sí sola, es capaz de poner los pelos como escarpias a más de uno. ¿Quién no recuerda las clases de lengua y literatura de la ESO en las que había que encontrar el sujeto de frases como a mí me gusta el queso o ayer fueron vistos gatetes subidos al tejado? ¿O al pensar en los archifamosos árboles sintácticos de los valientes que se decidieron por un bachillerato de letras? ¿O cuando pensamos en la gramática generativa?
Tenemos que aceptarlo. La sintaxis tiene un alto potencial pesadillesco. Esto se debe a su propia naturaleza. Pero, ¿qué es la sintaxis? Una definición de andar por casa, que nos sirve, sería que la sintaxis es la rama de la lingüística que estudia el orden de las palabras. Vamos a un ejemplo del inglés: James loves Lucy. En este caso, James es el sujeto, loves el verbo y Lucy es el objeto de la oración. Es decir, James realiza la acción que define el verbo loves, y lo que es amado es Lucy. Así visto parece bien sencillo, pero si retorcemos la frase para cambiarla a Lucy loves James encontramos confusión porque el cambio de orden provoca un cambio de significado en la frase. El amor surge ahora de Lucy hacia James, que no es exactamente lo que dijimos con James loves Lucy. Un lío.
A partir del ejemplo anterior podemos empezar a intuir el ámbito de actuación de la sintaxis. Este campo de estudio se fija en la posición de las palabras e ignora, en la medida de lo posible, el significado de las mismas. Si decimos en la medida de lo posible es porque, por mucho que no queramos, el significado de una palabra nos va a decir si las palabras de alrededor están bien o mal puestas. Otro ejemplo: *La manta canta. Salvo que queramos darle un toque lírico o absurdo, esta oración no tiene sentido. ¿Cómo va a cantar una manta? Sin embargo, si decimos La cantante canta o la manta abriga no encontraremos estos problemas de significado. Igualmente, *la canta manta o *manta canta la son oraciones que no tienen mucho sentido. Precisamente, esto es lo que estudia la sintaxis: orden y relación entre los elementos que aparecen dentro de una oración.
Estos elementos son conocidos como palabras. Algún lector avispado podrá decir que hay palabras que están formadas por otras palabras. Otro podría alegar que hay lenguas que juntan morfemas para formar palabras, y consiguen una única palabra con tanto significado como una frase entera. Ambas afirmaciones son muy pertinentes para delimitar la sintaxis. Por eso podemos considerar que la sintaxis no trata solo de palabras, y que la separación entre morfología, la rama de la lingüística que estudia las palabras, y la sintaxis es muy muy fina. Así igual con la semántica, como vimos en el ejemplo anterior. Por eso mismo, para simplificar, la sintaxis suele obviar en la medida de lo posible las unidades inferiores a las palabras y los significados que se pueden extraer de las mismas y su posición dentro de la frase.
La sintaxis se lleva estudiando desde hace mucho tiempo. Se considera que el primer estudioso de la gramática, y con ende de la sintaxis, fue el hindú Panini, durante los siglos VI o V a.C. Como comenta Jaime Bernal Leongómez (en Corredor y Farfán, 2009, p. 207), «Panini describe, no prescribe». Es decir, en su concepción de la gramática lo importante no es decir cómo hay que hablar, sino cómo se habla. Según Bernal, la tradición gramática hindú es diferente a la occidental, como es el caso de la gramática de Dionisio de Tracia, del siglo I a.C., cuya gramática fue «base de las gramáticas del griego, del latín y de otras lenguas europeas hasta bien entrado el renacimiento» (Corredor y Farfán, 2009, p. 208).
Durante el renacimiento y hasta la época moderna se han ido desarrollando muchas sintaxis y gramáticas, adaptadas a cada lengua, sin embargo no es hasta la llegada del estructuralismo cuando empieza a tratarse la sintaxis desde un punto de vista más científico. Entre los nombres de la escuela estructuralista que estudiaron la sintaxis destacamos a Leonard Bloomfield (1887 – 1949), que, en su obra Language (1933) «explica claramente su propósito de llevar adelante un estudio del lenguaje sin tener que recurrir a ningún sistema psicológico: su meta es construir la lingüística en una ciencia independiente.» (Yoris-Villasana, 2001).
Según la Wikipedia, la gramática tradicional más algunos enfoques aportados por la sintaxis estructuralista es la base de la sintaxis que estudiamos todos en el instituto. Esta aproximación, como podemos deducir, está bastante desfasada, porque desde los años cincuenta y sesenta del siglo XX han surgido nuevos modelos que rebatían a los tradicionales y estructuralistas. Entre ellos destacamos el modelo generativista, ideado por el lingüista Noam Chomsky. Este modelo ha sido, y continúa siendo, el dominante en el campo de la gramática en general y la sintaxis en particular.
La sintaxis generativa se basa en un sistema de constituyentes sintácticos. Un constituyente es una palabra, o una secuencia de palabras, que funcionan como una unidad dentro de la oración. A su vez, un constituyente se puede descomponer en otros constituyentes, creando una estructura anidada y que, visualmente, podemos equiparar a un árbol. En general, cada constituyente es una estructura formada por un especificador, un núcleo, un complemento y un adjunto, siendo todos ellos constituyentes. El núcleo es el único constituyente obligatorio. Si tenemos en cuenta que un constituyente está formado por constituyentes más pequeños, podemos ver que las estructuras propuestas pueden ser o muy muy grandes, o muy muy pequeñas. Los constituyentes pueden tener varias funciones: pueden indicar qué acción se hace, quién realiza la acción, cuándo se realiza la acción, sobre qué o quién se realiza, etcétera. Gracias a este sistema de anidamiento se pueden construir frases que pueden ir de lo más simple, como una palabra, a lo más complejo. Pongamos Los santos inocentes, de Miguel Delibes, que solo tiene seis puntos, uno por cada final de capítulo. Por otra parte, si un modelo necesita de toda la estructura de la frase para comprenderla, quizá nos explotaría la cabeza.
El generativismo, aparecido tras la publicación de la obra Estructuras Sintácticas, en 1957, permitió superar los modelos previos y comprender que todos podemos crear un conjunto ilimitado de mensajes (Aguilar Alconchel, 2004). Aun siendo mayoritaria en los pasillos de los departamentos de lingüística de muchas universidades, esta teoría ha sido duramente criticada por, entre otras cosas, sus incongruencias (Bejarano, 1979), la idea de que el lenguaje es innato en el ser humano (Barón Birchenall, 2010), el funcionamiento del cerebro, que no funciona como esta teoría defiende (García, 2013).
Hay otros modelos más allá del generativista, que trataremos en futuros artículos. Si tenéis muchísimas, incontrolables ganas de conocerlos, os invitamos a visitar la Wikipedia. Como una vez un hombre sabio me dijo, lo primero que tenemos que hacer cuando queremos aprender sobre algo nuevo es ir a la Wikipedia. Si vamos a la página de sintaxis en inglés, podremos descubrir hasta seis modelos sintácticos diferentes, como la gramática valencial, la gramática categorial, las teorías estocásticas o probabilísticas, las gramáticas funcionalistas, la misma gramática generativa que acabamos de esbozar y, por último, la gramática cognitiva.
Si, por otra parte, queréis saber un poco más sobre la sintaxis del castellano, los tomos Nueva gramática. Morfología y sintaxis pueden venir muy bien. También, por favor, no dudéis en dejarnos en comentarios todas las preguntas o dudas que os puedan haber surgido sobre este tema tan interesante.
Bibliografía
Aguilar Alconchel, M. A., 2004. Chomsky la gramática generativa. [en línea] I+E Revisga digital Investigación y educación, Nº 7, Volumen 3, Marzo de 2004. Acceso el 5 de enero de 2021.
Barón Birchenall, L. F., 2010. La teoría lingüística de Noam Chomsky: Revisión crítica centrada en el innatismo semántico y su estudio empírico. [en línea] Tesina para optar al título de Magister en Psicología Cognitiva de la Universidad de Buenos Aires. Dirigida por Müller, O., y codirigida por Labos, E. Acceso el 5 de enero de 2021.
Bejarano Fernández, T., 1979, Comentarios críticos sobre gramática transformacional. [en línea] El Basilisco, número 8, 1979, pp.85-90. Acceso el 5 de enero de 2021.
Corredor Tapias, J. y Romero Farfán, C., 2009. Seis Gramáticos Celebérrimos, Y Sus Gramáticas: Panini, Dionicio De Tracia, Antonio De Nebrija, Andrés Bello, Rufino José Cuervo Urisarri Y Miguel Antonio Caro Tobar. [en línea] Cuadernos de Lingüística Hispánica N.º 14, Julio-Diciembre 2009, pp.199-222. Acceso el 5 de enero de 2021.
García, A., 2013. El generativismo frente al cerebro. los problemas del objetivismo, ,el sintactocentrismo y la evolución de la gramática universal. [en línea] Entrepalavras, Fortaleza. Año 3, Volumen 3. Nº1. pp.127-150, jan/jul 2013. Acceso el 5 de enero de 2021
Yoris-Villasana, C., 2001. Un acercamiento a algunos cambios en la teoría lingüística el siglo XX bajo la óptica de la filosofía de la ciencia según Thomas Kuhn. [en línea] Lengua y Habla Nº6, pp.137-152. Enero-Diciembre 2001. Acceso el 5 de enero de 2021.