Autor: Javier Cercas
Comunidad autónoma: Extremadura
Título: El móvil
Género: Novela.
Año de publicación: 2003 (reedición de la obra de 1987)
Editorial: Tusquets
¿Primera publicación?: No
Lengua de redacción: Castellano
Lengua de lectura: Castellano
Nota: 9/10
Descubrí que El móvil, relato de Javier Cercas, era la inspiración de El autor a medida que fui viendo que cada una de las escenas que leía encajaban con mi recuerdo de la película. Lo elegí de la biblioteca sin ser consciente de ello, y entré en la historia otra vez a medida que fui leyendo.
Álvaro, el protagonista, sueña con ser escritor. La diferencia está en que Álvaro, aquí, es solo Álvaro: el escritor que desea ser Flaubert, cuando Flaubert sólo hubo uno. Cuando Álvaro encontró el siglo XIX, éste llevaba muerto demasiado tiempo. Con él la novela, y del realismo solo queda la realidad que tiene que tomar para construir su historia. El barro es traicionero y sus manos no son de demiurgo: tan solo es capaz de crearse a sí mismo a partir del reflejo de sus acciones en papel. Solo puede elegir de qué cariz dotar al texto.
El juego metaliterario es clave para entender el libro. Un servidor venía de redescubrir el recuerdo de la película y Álvaro, o Javier Cercas, desde 1987 empezó a constituirse como personaje treinta años después en mi cabeza, treinta y tres a partir de esta novelilla corta, escueta, sobria y directa. La historia comparte la raíz, las terminaciones, las diferencias solo son color, y el final del relato, diferente, más certero que el de la película, la arrastra hasta convertirla en una variación del texto, una versión que se comprende proyección de un original que la devora y deja hecha una sombra.
La edición leída, de 2003, en la colección Andanzas de Tusquets, es una revisión del original de 1987. Si el original contenía cuatro relatos, breves, antes del que le da título, en la reedición solo encontramos El móvil por expreso deseo del autor, que consideró que los otros relatos no estaban a la altura. Junto con el relato encontramos el epílogo escrito por Francisco Rico. Hicieron bien al dejarlo al final. Esta historia merece entrar libre en la mente del lector, y una vez acabada, poder disfrutar de la reflexión del académico. Una gozada.