Dios no tiene tiempo libre | Lucía Etxebarría

Título: Dios no tiene tiempo libre
Idioma: Castellano
Autora: Lucía Etxebarría
Editorial: Suma de letras (Penguin Random-House)
Publicación: Abril de 2015
Formato de publicación: Rústica
Tiempo estimado de lectura: 6h
Puntuación: 1/10
Sinopsis: Una pija contrata al primer novio de su prima, moribunda, para que le haga compañía durante sus últimos días.
Lo mejor: El esfuerzo de la autora para mostrarnos cómo no escribir una novela.
Lo peor: La sensación de pérdida de tiempo que produce.


Dicen los viejos que la curiosidad mató al gato, y en este caso, la curiosidad de leer algo de Lucía Etxebarría, autora de conocido prestigio y ganadora de muchos de los premios literarios más importantes de este país, ha terminado alcanzándome en la forma de Dios no tiene tiempo libre, aunque por lo visto sí si ha permitido la perpetración de supuestas novelas como ésta.

Este libro apesta. Para empezar nos encontramos con que las páginas están prácticamente vacías con el consecuente sufrimiento y muerte de muchos arbolitos para que las cuatro letras que rellenan las páginas puedan estar bien aireadas. Después llega la trama, una amalgama de estereotipos de pijos redomados, unos cuantos casos de corrupción mediáticos y la fábrica de deus ex machina produciendo al máximo para que no se noten las carencias narrativas y argumentativas de la autora. En resumen, la cosa trata de lo siguiente: hay una pija muy pija, Elena, que está enferma terminal, y su prima Alexia, casualmente, lee el nombre del primer novio de la moribunda, David Arias, en una revista de actores que su médico de estética guarda, allá en su consulta en Madrid. Alexia se pone en contacto con el actor, en una mala situación económica, y le contrata para que haga compañía a su prima en el hospital. A medida que leemos vemos todo el trasfondo del pijerío, la corrupción y la hipocresía de la sociedad pudiente de Mallorca a partir de las relaciones entre estos tres personajes y sus propias historias.

Como punto de partida podría ser interesante, al igual que tantas y tantas historias que se han leído y escrito en estos mundos del Dios atareado que menciona el título. Hasta podría ser el pretexto para una novela sobre hipocresía, corrupción y clases altas. Por desgracia no lo es. Es, en pocas palabras, una broma al lector. Los personajes comparten voz e historias personales, equivalentes, y aparentemente extraídas de un libro de autoayuda en busca de ejemplos de hundimiento y superación personal. Los conflictos se resuelven a partir del recurso fácil del deus ex machina como el del poder del amor, los engaños y ocultaciones al lector. Los diálogos, a su vez, no destacan por su complejidad, más bien al contrario: en una obra tan basada en diálogos, su incapacidad narrativa nos lleva a ver a los personajes como moñigotes vacíos repitiendo líneas como autómatas.

Sin embargo, hay que reconocer que este libro tiene una gran valía. Sirve perfectamente de guía para saber cómo no escribir una novela, y a partir de ahora se me ocurre la fórmula creativa: «¿cómo lo haría Lucía Etxebarría?» y entonces hacer todo lo contrario. También sirve como toma de medida del estado editorial, comercial, en el que nos movemos. Es una pena que libros como éste ocupen el espacio de otros que tienen mucha mayor calidad o, al menos, un mínimo de amor hacia la escritura y al lector, que los hay.

En fin, un truño. Recemos ahora a Dios por los arbolitos muertos, y para que no se vuelvan a publicar cosas así nunca más.

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