Título: Malaherba
Publicación: 2019, Editorial Alfaguara
Temática: Realismo
Páginas: 192
Autor: Manuel Jabois
Puntuación: 6 /10
Sinopsis: Un día Mr. Tamburino, Tambu, un niño de diez años, se encuentra a su padre tirado en la habitación y conoce a Elvis, un nuevo compañero de su clase. Descubrirá por primera vez el amor y la muerte, pero no de la forma que él cree.
Una día, V me dijo que lo más importante de una historia era el desenlace. Si una historia empieza mal pero termina bien, la sensación que te queda del libro es positiva. Sin embargo, si empieza bien, continua bien, pero el final es malo, la sensación que te queda es muy muy negativa. Algo así me ha pasado con Malaherba. La obra empieza muy bien, con gran tensión argumental, esta tensión va in crescendo a medida que pasan las páginas, hasta el final que es, en mi opinión, decepcionante.
La historia está explicada por Tambu, un niño que vive en un ambiente bastante hostil. Su padre está enfermo, pero desconoce exactamente qué le pasa. Su madre es quien mantiene a toda la familia, hace lo que puede por mantenerla a flote, pero le sale regular. Rebe, su hermana mayor, no actúa como hermana, sino como figura maternal. Es quien cuida y protege a Tambu, quien le educa y le consuela.
La voz del personaje está muy lograda. Las expresiones, así como la inocencia con la que narra alguno de los conflictos es la propia de un niño de su edad. Es interesante. también, la perspectiva que tiene él de su familia, desdibujada por el amor que siente por ellos. El resto de personajes, que quedan descritos por el propio Tambu, son considerablemente complejos. Hay que tener en cuenta que están descritos desde la visión del niño, por lo tanto, hay mucha subjetividad en los gestos y en las acciones. Aun así, podemos hacernos una idea de la complejidad que hay en ellos. Son realistas, cometen errores, algunos son marionetas dentro del contexto en el que viven, como si sus gestos fueran una continuación del ambiente empobrecido que les rodea.
A nivel de contexto social el autor hace un gran trabajo. Aparecen muchísimos personajes secundarios: compañeros de clase de Tambu, vecinos, familiares (los abuelos, el tío). Estos personajes, aunque solo ocupan una pequeña parte de la historia, son necesarios para comprender la situación que está viviendo Tambu, y nos hacen comprender, de algún modo, algunas de sus acciones.
Los dos temas principales de la novela son el concepto de vida y muerte y la sexualidad. La vida y la muerte queda representada por el padre, que incluso cuando está vivo parece un poco muerto; y que suele morirse de tanto en tanto, provocando muchísima inestabilidad para la familia. De hecho es quien, de alguna manera, mantiene unidos a los integrantes de la familia y quien crea conflicto entre ellos. Respecto a la sexualidad, aparece en muchos momentos de la obra. Tambu descubre que es la masturbación, pero también, que siente cierta atracción por Elvis, su mejor amigo, atracción que va más allá de lo estrictamente sexual y que se acerca mucho al amor de pareja. También hay guiños a la transexualidad, a Tambu le gusta pintarse con el maquillaje de su madre. Todas estas acciones las hace con muchísima naturalidad y las describe con muchísima frescura.
La elección de algunos nombres utilizados también es importante. El protagonista se hace llamar Tambu, de Tamburino, pero su nombre real es César. Tamburino es una palabra italiana que literalmente significa «pandereta», pero que también se relaciona con el mundo del espectáculo. Mientras que César, el nombre que se esfuerza por ocultar, tiene una doble etimologia, hay quien dice que proviene del latín caedere, que significa «cortar». En cuanto a Malaherba, que es el título de la novela, pero también el nombre de un delincuente mítico de la historia, y que forma parte de una de las expresiones que más dice el abuelo del protagonista, es una palabra que ya tiene significado por sí misma. Poco más hay que añadir al gran dicho: Malahierba nunca muere. O a la propia definición del término según la rae: planta herbácea que crece espontáneamente dificultando el buen desarrollo de los cultivos.
La novela era perfecta, por la voz narrativa, por el tratamiento de las tramas, por la tensión argumental, por la descripción del contexto y el desarrollo de los personajes secundarios, pero llegó el final. Un final abrupto, que además, no cierra ninguna de las tramas, excepto una: el misterio de la familia de Elvis. ¿Qué pasa con Tambu? ¿Dónde está cuando escribe su historia? ¿En la cárcel? ¿En casa con su madre? ¿Por qué le quitan la custodia de Rebe, pero no la custodia de Tambu? ¿Quién es Malaherba? ¿Qué pasa con Elvis y con Claudia? Todo queda suspendido, nada se resuelve. Todas las tramas abiertas se quedan así, abiertas.
Si recordáis, al principio de la reseña os explicaba que V me había hablado de la importancia de un bien final. Lo corroboro. Malaherba es una novela maravillosa desde el principio hasta bien pasada la mitad. Pero ese final no es digno de la novela, es una chapuza.