Título: Los poetas que no fueron
Idioma: Castellano
Autora: Jean Murdock, José María Casanovas
Editorial: Thule
Publicación: Noviembre de 2010
Formato de publicación: Cartoné
Tiempo estimado de lectura: 72 páginas, 1h
Género: Prosa poética, ilustrado
Puntuación: 6/10
Sinopsis: En este libro nos imaginamos a personajes populares escribiendo prosa poética. Cada texto está acompañado de unas hermosas ilustraciones.
Lo mejor: Las cuidadísimas ilustraciones que acompañan a cada uno de los textos.
Lo peor: Los textos, que sirven de excusa para que existan las ilustraciones.
Los poetas que no fueron prometía: las ilustraciones son maravillosas, y la idea de poner a personajes de la ficción (o no tanta) a hacer textos líricos era interesante. El prólogo, a su vez, es bueno. Por desgracia, los poemas no están a la altura. ¿Queréis saber por qué?
Es difícil encontrar un equilibrio entre ilustraciones y textos. Cuando un poema tiene que hablar de tú a tú con un trabajo tan bueno como el que nos presenta Casanovas, tiene que ser igualmente bueno, o mejor. Sin embargo, los textos que nos prseenta Murdock no están a la altura. Algunos tienen un poco de ingenio. Otros, simplemente, son olvidables. Al lado de las ilustraciones pasan completamente desapercibidos.
Para compensar esta falta de lirismo, la autora juega con los personajes, sus autores, y se dedica a mostrarnos referencias más o menos obvias de la literatura y cultura audiovisual mainstream. Los textos podrían haber dado para más, mucho más. Una lástima.
En cambio, lo mejor del libro es dejarse llevar por las ilustraciones, el cuidadísimo trabajo tras ellas, leerlas, disfrutar de toda su belleza clásica, encontrar los paralelismos con los textos. Son ellas las que tiran del libro, si no, éste quedaría como una colección de textos mediocres, olvidables. Es una lástima que ocurra esta desproporción, porque aunque podamos entender que ejercen de pretexto, los poemas deslucen el resultado del trabajo de Casanovas.
El poemario es disfrutable, sí, pero como un libro ilustrado. Los poemas, por otra parte, no exigen gran esfuerzo para su comprensión, y este esfuerzo se va en conocer las fuentes de la autora y sus referencias. Es, en teoría, para un lector joven: por desgracia, si este lector joven ya tiene el paladar hecho a la poesía, le va a saber a poco, y si no va a pensar que la poesía es un conjunto de chascarrillos que le pueden hacer gracia: en este aspecto sólo es interesante como punto de entrada a las referencias. Las ilustraciones, por suerte, lo salvan.