Título: Nada sucio
Idioma: Castellano
Autor: Lorenzo Silva, Noemí Trujillo
Editorial: Menoscuarto
Publicación: Octubre de 2016
Formato de publicación: Rústica
Tiempo estimado de lectura: 4h, 152 páginas
Género: Novela. Negro, criminal, secuestro, chantaje
Puntuación: 6/10
Sinopsis: Sonia, en paro, y después de ser abandonada por su novio, decide empezar a trabajar de detective privado, junto con la ayuda de su vecino, Pau. Su primer caso, aparentemente sencillo, se revelará como una prueba de fuego que les enseñará que este mundillo nada es nada sucio.
Lo mejor: La química de los protagonistas.
Lo peor: El desenlace de la historia.
¿Quién no ha soñado alguna vez ser un detective privado como el de las películas? Esa situación es la que nos invitan a imaginar Lorenzo Silva y Noemí Trujillo en Nada sucio, primer entrega de la serie dedicada a las aventuras de la detective Sonia Ruiz cuando la vida que conocía decide darle la espalda y ve la oportunidad, empujada por sus circunstancias, de jugar a ser un sabueso.
Sonia se queda en paro y su marido, Kevin, un pieza, la abandona porque está de un humor de perros y ya no la aguanta. Así empieza el libro. Después vemos cómo se apoya en su vecino, Pau, un trozo de pan tatuado y con pinta de ser chungo de cojones, y entre los dos consiguen su primer caso: deben conseguir que Jesús, el encargado de un supermercado, deje de acosar a su clienta, una cajera. A partir de aquí se complica la trama: ni la cajera es tan santa, ni Jesús tan inocente. Y, por supuesto, ni Sonia es tan profesional ni Pau tan buen chaval. La trama se complica a medida que van cagándola.
El primer tercio, en el que se presentan los personajes, está bien: hay buen ritmo, las premisas son interesantes, y se lee rápido. El nudo también, la trama es entretenida y se despliega bien, correctamente, aunque algunas cosillas chirrían. El clímax de la historia también bien. Pero, por desgracia, llegamos al desenlace y cierre de las tramas. Todo era adecuado hasta que tuvieron que dejar la puerta abierta para otras novelas: para ello tienen que hacer que unos personajes se desinflen, pierdan el interés, se sacrifiquen posibles tramas secundarias, y otros personajes se vuelvan inverosímiles: parece que los autores hubieran tenido prisa por liquidar a quien les molestaba, dar otras habilidades que no habían podido desarrollar en el libro, y lo peor, justificarse liquidando con una frase las complejidades que podrían tener estas nuevas habilidades.
En fin, una buena lectura para pasar el rato, pero como tantas otras que hay.
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