Título: Antes del huracán
Idioma: Castellano
Autor: Kiko Amat
Editorial: Anagrama
Publicación: Abril de 2018
Formato de publicación: Rústico
Tiempo estimado de lectura: 432 páginas, 15h
Género: Novela. Realismo, locura, familias desestructuradas, colegio
Puntuación: 5/10
Sinopsis: Curro, junto con su sirviente Plácido, planea escaparse del manicomio en el que se encuentra encerrado. Alternativamente conocemos las causas por las que el protagonista se volvió loco.
Lo mejor: La crudeza con la que describe la sociedad de extrarradio de los años ochenta.
Lo peor: Se me hizo tremendamente difícil de leer.
Antes del huracán va de raros. Por una parte tenemos al Curro adulto, no solo raro, sino loco de atar, y a su sirviente Plácido. También contamos con el Curro pequeño, con su amigo Priu, su familia y sus compañeros de colegio. Hasta con el perro, que por ser raro, es agorafóbico. Y por último estoy yo, vuestro humilde servidor, a quien el libro de Kiko Amat no le ha gustado.
Es como la canción de Serrat, aquella que empieza diciendo «me gusta todo de ti», y termina con un «pero tú no, tú no». Esta novela, al leerla, da la sensación de que falta algo, y de que sobra algo más. Tenemos aquí varias historias, entre las que destacan la del Curro niño y la del Curro adulto. Una podría eliminarse, y la más endeble es la del adulto. La del niño, por otra parte, es un sinfín de desgracias que no me han dejado aliento: tanta mierda concentrada me hace ver esta historia como inverosímil, o peor, ultraverosímil. Me explico: tanta verosimilitud, tanta mierda junta, tantas anécdotas y subhistorias me hicieron perder el interés por Curro, su fuga y su trastorno, y si lo he podido terminar ha sido, únicamente, para saber cómo acaba la novela.
Leí con dificultad las primeras doscientas páginas. La segunda mitad, al contrario, se leen más rápido, sin embargo el texto no deja de estar plagado por las aperturas y cierres de historias que son puro relleno, como las conversaciones sobre el abuelo loco, y otras que bien podrían recortarse. La supuesta hilaridad del texto, que anuncia la sinopsis, no la encuentro por ninguna parte. Esto también va por caracteres, con lo cual tampoco sirve como una crítica clara. Las sorpresas de la trama y su propia estructura también están bien. La presencia de Hitler y los nazis, en contraposición con Churchill, los juegos infantiles contra las competiciones deportivas que debe organizar el protagonista en el manicomio, la fuga del adulto con la propia fuga del niño, etcétera, hablan de un cuidado con la trama bien elaborado, pero sobrante. Sin embargo, cuando uno entra en el texto y se encuentra con las voces de los protagonistas, sobre todo de cuando son niños, acaba un poco loco. No puedo creerme que un niño de trece años, con inicios de trastorno mental, constantemente despreciado en su casa de clase baja y víctima de un acoso escolar, tenga una forma de expresarse digna de un adulto. Su proceso de degeneración psiquiátrica, y la historia de su familia, chirrían. Igualmente la parte de Curro adulto, donde parece que todo chirría. Podría seguir. Quizá ese es el problema: las piezas están bien, pero todo el engranaje necesita, como diríamos en el mundo del picar código, una refactorización.
En resumen, es un libro perfecto para comprender un poco la vida de los ochenta, aunque como novela de entretenimiento, a mí, personalmente, no me ha servido.
Supongo que va por gustos.
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