Título: Veinte toneladas de lluvia
Idioma: Castellano
Autor: Rusty Times
Editorial: Caligrama
Publicación: Marzo de 2018
Formato de publicación: Rústica
Tiempo estimado de lectura: 2h, 84 páginas
Género: Poesía
Puntuación: 5/10
Sinopsis: Libro de poemas supuestamente urbanos, a medio camino entre la poesía rimada y la prosa poética, en la que las temáticas, a medio camino entre lo marginal y lo callejero, son inmediatas y accesibles.
Lo mejor: Después de tantos libros de prosa poética fina e inofensiva, un toque de suciedad es refrescante.
Lo peor: Se queda en un punto superficial.
Escribo esta reseña encerrado en casa, esperando a que pase una pandemia que necesita de su tiempo para que acabe con la población mundial, o nosotros acabemos con ella a partir de una vacuna o una ayuda divina que sabemos que no llegará. Así que leer libros como este Veinte toneladas de lluvia, escrito por Rusty Times y publicado por Caligrama (sello de Penguin Random House) es como bajar a las calles oscuras del Raval a morder noche.
Porque a eso juega este libro, a callejeo, a bajos fondos, a versos de amores desesperados ahogados en alcohol, en música punk y rock. Más allá de esta capa sucia lo que hay es un poemario individualista, de amor escupido a la cara, cuya principal virtud es que pretende impactar al lector. Yo y tú. Nosotros dos, cuando estás, cuando no estás. Y un poco de ruido de fondo.
Los poemas huyen de las complicaciones: son calle, son corazón roto, y en eso se queda. Para qué más. Si el dolor llega, lo hace con todas las de la ley, sin necesitar usar ningún subterfugio, juegos de palabras, nada. Esto, a su vez, también hace que una vez leído, nos quedemos en eso, en lo que se ve. Son demenciales poemas acelerados que, cuando pasan, apenas dejan el poso de una historia conocida para todos aquellos que hemos conocido, más o menos, la noche y el fracaso.
Por la portada y por el apodo que usa el autor, Veinte toneladas de lluvia se nos muestra como un poemario destinado a un público juvenil, que ha llegado a la poesía desde la música. Su lectura me ha despertado un poquito de nostalgia de las noches de conciertos, algún que otro exceso y de esos problemillas que, con el tiempo, uno recuerda con una mezcla de cariño y pereza. Pero claro, ya he pasado esta época, ahora soy un poco más carca, pureta en formación, y la poesía inmediata tan de moda en estos últimos tiempos me aburre un poquitín.
Como todo, este libro tiene su momento.