Autor: Pablo González Sánchez
Comunidad autónoma: Andalucía
Título: Los que sufren
Género: Ficción
Año de publicación: 2021
Editorial: dosmanos
¿Primera publicación?: Primera novela
Lengua de redacción: Castellano
Lengua de lectura: Castellano
Nota: 6/10

Una novela es una construcción, en el que el lector puede esperar una cierta coherencia y verosimilitud. En eso, más o menos, podemos estar todos de acuerdo. Es una de las reglas de la novela, como que salen personajes y hay una trama con un inicio, un nudo y un desenlace, en el que a medias pueden pasar otras cosas, otras subtramas, con sus propios inicios, nudos y desenlaces. En este caso, en Los que sufren, de Pablo González Sánchez no es una novela.

En la contraportada del libro, el autor nos confiesa que es una novela que odiarán los lectores. No estoy de acuerdo. No odio esta novela porque no puedo considerar el libro como una novela, sino como una antinovela. El autor le pega la vuelta a los principios de verosimilitud, de coherencia, hasta se pasa por el forro el no describir sueños.

Como novela no sé si odiarlo o no. Como antinovela la adoro. Como lector, me siento manipulado y utilizado por el autor, me ha engañado, ha hecho conmigo lo que le ha dado la gana, y el resultado me ha dejado tó loco. Ya, solo por eso, por haber ido más allá de lo esperado, merece la pena haberlo leído. «Los que sufren es una patada en los cojones», sigue poniendo en la contraportada. Sí. Y vaya patada.

Tanto es, que lo he terminado y he decidido salir de mi cuevilla para escribir esta reseña.

El autor juega con nosotros, y sus piezas son los narradores. La historia es más o menos sencilla: un tío mata a su padre y se va a los toros, y ahí conoce a Carmela. De ahí viene el delirio, el laberinto de espinas en el que nos mete, y las espinas son los personajes y las pocas escenas de la novela. La voz de los personajes, sobre todo la del protagonista, al que durante buena parte del libro conocen como el Apóstol, es delirante, tramposa, no fiable. Es un personaje que calla, actúa y reflexiona, y vemos la historia desde dentro de su cerebro farsante y manipulador. También pasa a tercera persona cuando quiere apoyarse en otros personajes, maquetaciones extrañas con emoticonos, frases en ruso y en latín, una carta y hasta un poema, todo ello en 184 páginas.

Una locura. Típico libro que dirían: de un demente o un genio.

¿Quién es Pablo González Sánchez?