Título: Lo que nos queda de la muerte
Idioma: Castellano
Autor: Jordi Ledesma
Editorial: Alrevés
Publicación: Octubre de 2016
Formato de publicación: Rústico, eBook
Tiempo estimado de lectura: 3h, 142 páginas
Género: Novela. Novela negra, thriller, drogas
Puntuación: 7/10
Sinopsis: Años noventa. En un pueblo de la costa de Tarragona en el que campa a sus anchas el tráfico de drogas, el asesinato de un joven desencadenará una serie de tragedias.
Lo mejor: El estilo directo del autor es muy rápido de leer y consigue plasmar la miseria de los habitantes del municipio.
Lo peor: La falta de verosimilitud de las premisas de algunos de los personajes.
Premios: Mención de IMPRESCINDIBLE de 2016 (Biblioteca La Bòbila L´H), Premio NOVELPOL 2017 (Asociación Novelpol), V Premio Pata Negra (XIII Congreso de Novela y Cine Negro USAL)
Siempre me han gustado las novelas en las que los personajes acaban jodidos. Desde las tragedias griegas hasta los libros de género negro en el que todo quisque sufre, hay dolor y sufrimiento. Lo que nos queda de la muerte, de Jordi Ledesma y publicado por Alrevés es de este tipo de libros.
La historia, no por muy tópica, no deja de ser interesante. La trama nos lleva a los años setenta, antes de la muerte de Franco, a un pueblo costero en el que se junta el turismo de extranjeros con alto poder adquisitivo, pescadores venidos a más, emigrantes de otras partes de España, y traficantes de droga, conflictos sociales y perdedores. Conocemos a algunos de sus habitantes, entre los que destaca el comandante de la guardia civil y su esposa, Lucía, la mujer más hermosa del pueblo. Su historia es la más importante, si bien es una novela coral donde las malas acciones de unos y otros acabarán tejiendo una red que atrapará a todos los afectados y los llevará al sufrimiento, al dolor y, finalmente, a la muerte.
Esta es una historia trágica. Es un mundo violento, no hay rectitud moral, no hay justicia, solo esta violencia que se palpa desde la escuela hasta el tanatorio. Este libro está escrito en primera persona, en boca de un narrador que pudo huir de la miseria del pueblo y nos cuenta los hechos con la distancia de los años, los recuerdos falseables y, probablemente, falseados. Él fue un secundario, su razón de ser es contarnos esta historia como si estuviéramos sentados en un bar con él y nos narrara, de forma directa, con detalles, la investigación que hizo en su vuelta al culo del mundo.
Leí este libro muy rápido, en una sentada me ventilé más de la mitad. Es una historia que consiguió atraparme, sin embargo, una vez terminado, tras una pensada, me vinieron algunas preguntas incómodas, todas sobre un único punto: la verosimilitud. Para hacer que la trama encaje como una gran pieza y dotar a algunos personajes de un lado humano que no es necesario, el autor ha tenido que forzar mucho algunos hechos que, si se hubieran eliminado, el libro habría ganado enteros. Por otra parte la capacidad de recopilación de información del narrador es sobrehumana. Durante algunas secuencias habla de los sueños y los pensamientos más íntimos de otros personajes, pensamientos que es imposible que conociera. Es desconcertante, y provoca una sensación de irrealidad que puede causar extrañeza. Si dejamos de lado ouijas y otros inventos, ¿cómo es posible que el narrador supiera qué sueñan, qué sienten, qué piensan algunos personajes?
A parte de esto, si aceptamos barco como animal de compañía, este libro es digno de disfrute, con una prosa directa y rápida. La velocidad del texto y la sucesión de peripecias esconde las carencias, costuras y errores de la trama. Lo que nos queda de la muerte es una buena novela para pasar el rato.
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