Autora: Elena Molini
País: Italia
Título: La pequeña farmacia literaria
Género: Autoficción
Año de publicación: 2021
Editorial: Maeva
¿Primera publicación?: Sí
Lengua de redacción: Italiano
Lengua de lectura: Castellano
Nota: 4/10
En diciembre me aventuré a abrir una librería. Sí, en los tiempos que corren. Sí, sé que es arriesgado, pero también sé que qui no arrisca no pisca y aquí estoy, en Burriana, con una librería infantil y juvenil preciosa. Está claro que además de ilusión, también tengo miedo, que la incertidumbre es ahora mi amante y se acuesta conmigo todas la noches. Cuando vi La pequeña farmacia literaria, una novela que habla sobre los inicios de una librería pequeña en Florencia tuve la necesidad de leerla. Quería notar el calor de otra librera principiante, descubrirme entre las páginas y sentir que todo iba a salir bien.
La pequeña farmacia literaria es una librería real de Florencia, su fundadora, Elena Molini, ha querido explicar el proceso que llevó a cabo para transformar una tienda de libros en una auténtica farmacia donde los libros son remedios para el alma. Ha clasificado las lecturas para que cada una sirvan como medicina a distintas situaciones: alegría por el nacimiento, tristeza por la pérdida, etc. La verdad es que la idea me parece maravillosa. Molini se ha currado incluso una preescripción donde se indican los efectos secundarios de las lecturas. El problema es que ser una buena librera, no te convierte en una buena escritora.
Y entonces, cuando por fin llega algo bonito, piensas que es un error, que el destino se ha equivocado al echar a suertes las papeletas y que has recibido un premio que en realidad no era tuyo.
La pequeña farmacia literaria, Elena Molini (2021: 140)
Al principio, la historia está bien. Está protagonizada por una treintañera muy pizpireta, que tiene el carácter de una jovencita de dieciséis, y que vive con sus amigas en un piso compartido. Es despreocupada, soñadora y una lectora voraz. Vaya, los adjetivos que definen a la perfección el carácter del 80% de las libreras autónomas del mundo. Es divertido ver como Blu, la protagonista, se las ingenia para sobrevivir en el mundo editorial, que es precioso y complejo a partes iguales.

El problema es que, más o menos, a la mitad del libro, la trama deja de tener sentido. Blu empieza a tener problemas con sus amigas, se obsesiona con un chico que pasaba por ahí y ve fantasmas. Sí, fantasmas reales. Los conflictos personales se solucionan de forma surrealista, con unos Deus ex machina que hacen llorar al niño Jesús. Y la parte de los fantasmas, ni se justifica, ni se cierra. ¿Qué hacen ahí esos seres? ¿Son fantasmas reales? ¿Son paranoias que tiene la protagonista? ¿Deja de verlos? ¿Va a hacer algo para dejar de verlos? ¿Los asume como normales?
Me da la sensación de que la autora quería hacer marketing de su librería, que es muy original, y aceptó escribir un libro sobre el tema. ¿Qué pasa? Pues que a mitad del libro se quedó sin más cosas que contar. Al fin y al cabo, es una librería, no el palacio de la Moncloa. Hay cotilleos para contar, pero no tantos como para llenar trescientas páginas. Así que dijo: ¿sabes qué? Voy a añadir un conflicto amoroso, que eso vende bien, añado unas cuantas amigas para darle el toque fresco y divertido y pongo unos cuantos fantasmas que me ayudan a cerrar un poquito las tramas que acabo de abrir, aunque no tengan sentido. Y la editorial dijo: pues ha quedado cuqui. Y así es, todas las reseñas que he leído de la novela son positivas. La mayoría vienen a decir eso, que el libro es bonico, que es mono.
Una decepción tremenda.
¿Quién es Elena Molini?
Elena Molini ha trabajado en varios sectores, pero hasta que empezó a trabajar como editora, no se dio cuenta de lo que realmente quería hacer: montar una librería.
Ahora, es la fundadora de una librería en Florencia llamada La pequeña farmacia literaria, donde recomienda libros en función del estado de ánimo del lector.
Os dejo por aquí una entrevista donde ella misma explica un poco su experiencia.
