Hablar es además de una necesidad un arte, y hay casi tantas formas de hablar como personas hay en el mundo. Si nos paramos a escuchar cómo hablamos podremos percibir cómo cambia la velocidad, el tono, hasta el timbre, de nuestros interlocutores, dependiendo del estado de ánimo, el tipo de conversación o simplemente de su salud: imaginemos intentar pronunciar frases como «la mangosta del manglar mantea al manatí mangurrián» con la nariz congestionada, o intentar leer en voz alta el prospecto de un medicamento lo más rápido posible, o hacerlo lentamente.
La fonética y la fonología son las ciencias que estudian estos fenómenos. Son dos de las ramas de la lingüística teórica y estudian cómo pronunciamos, cómo las escuchamos y también por qué algunas letras las pronunciamos de manera diferente, o las omitimos, según las letras que estén alrededor.
Primero un poquito de teoría para ayudarnos a diferenciar estas dos ciencias. La fonética es la rama de la lingüística que estudia cómo hacemos y procesamos los sonidos con los que nos comunicamos, es decir, se queda en el aspecto físico. En cambio, la fonología se centra en los sonidos que tiene una lengua en particular desde un punto de vista abstracto, es decir, no se centra tanto en cómo articulamos cada uno de los hablantes sino que se enfoca en los fonemas, unidades mínimas que podemos identificar como un sonido. La fonología es más general, y los fonemas son la base sobre la que nosotros, cada uno de los hablantes, articularemos cada uno de los sonidos con los que conseguiremos decir lo que decimos. Todo esto quiere decir que la fonética estudia, muy a grandes rasgos, el cómo pronunciamos, mientras que la fonología se centra más en el qué pronunciamos.
Estas diferencias podemos verlas con los siguientes ejemplos. Primero vamos con uno de fonética. Fijémonos en las palabras papá y mamá. Estas palabras, aunque podamos diferenciarlas con facilidad en el oído; de hecho son, seguramente, las primeras palabras que aprendemos a decir. En estas dos palabras sólo varía la forma de pronunciar las consonantes. La [p] se escucha cuando abrimos los labios, sin que vibren las cuerdas vocales. Sin embargo, la [m] se escucha porque sale aire por la nariz y porque vibran las cuerdas vocales. Basta con poner la mano delante de las fosas nasales, o en la garganta, para darnos cuenta de ello.
Como ejemplo de fonología tenemos la letra e inicial en muchas palabras del castellano. Si nos fijamos, palabras como espagueti, esfinge o esplín, se pronuncian en otros idiomas como spaghetti, sphinx, o spleen. Igualmente, cuando un castellanoparlante intenta pronunciar palabras de otro idioma que empiezan por sp-, como en los ejemplos, las decimos con una e delante. Este fenómeno se conoce como epéntesis, y consiste en la pronunciación de alguna letra para facilitar la pronunciación dentro de un sistema fonológico particular. Al igual que la epéntesis no ocurre sólo en español, hay otros fenómenos fonológicos que todos hacemos sin darnos cuenta.
La mejor forma de comprender estos dos campos de estudio es yendo a ver cómo se estudian. Veamos el caso de la fonética primero. Como comentamos, esta disciplina se centra en el aspecto físico del sonido, y se divide en tres categorías: fonética articulatoria, fonética acústica y fonética perspectiva. La primera trata sobre cómo articulamos los sonidos, la segunda se centra en las ondas sonoras y la última estudia cómo percibimos los sonidos.
El estudio de la fonética articulatoria se centra en los movimientos del aparato fonador. El aparato fonador es el conjunto de partes y órganos del cuerpo humano que se utilizan para hablar. A saber, los pulmones y el diafragma, bronquios, laringe, faringe, tráquea, boca —en especial los dientes y la lengua—, y las fosas nasales. Tenemos que coordinar cada uno de estos elementos para conseguir emitir un sonido, y esta coordinación se agrupa en tres grandes variables:
- Si vibran o no las cuerdas vocales
- En qué parte de la boca y/o nariz se articula el sonido
- De qué modo se articula el sonido.
A partir de la combinación de estas variables podemos generar todos los sonidos del habla humana. Estos están codificados en un alfabeto muy especial, el Alfabeto Fonético Internacional, que podéis ver en esta imagen:

Como podemos observar, hay muchos sonidos posibles. Sin embargo, ninguna lengua utiliza todos los sonidos disponibles, sino que se usa un conjunto bastante más pequeño. Esto explica que a la hora de aprender una segunda lengua sea muy difícil pronunciar algunos sonidos, como la [R], también conocida como la R gutural francesa. Si nos fijamos, la R está entre corchetes. Estos corchetes indican que se trata de la transcripción fonética del sonido, a diferencia de la transcripción fonológica, que se escribe entre barras: /R/. Más adelante trataremos la fonología.
La articulación de los sonidos genera una serie de ondas que es lo que nosotros escuchamos y descodificamos. Podemos estudiarlo con una técnica conocida como espectrograma, que nos enseña las características de cada sonido. Con estas características podemos identificar la letra, también si es hombre o mujer, y entre otras funciones puede servir para identificar si un hablante es quien se supone que es, útil para solucionar casos policiales.

Por último, la fonética auditiva o perceptiva es la que estudia cómo se procesa el sonido desde que entra por el oído y llega hasta el cerebro. Se centra en el oído, los órganos auditivos, y cómo se perciben los sonidos: la duración del sonido, la intensidad, el tono y el timbre. La fonética auditiva es un campo que no ha sido estudiado tanto como sus hermanas. Las razones son fáciles de imaginar: es mucho más fácil estudiar la producción de un sonido y las ondas a través de las cuales se transmite que no cómo este mismo sonido se convierte en algo procesable por el cerebro.

A continuación dejaremos de lado la fonética para hablar de su versión abstracta, la fonología. Con la fonología vamos más allá de los sonidos y entramos en el mundo de los fonemas. Un fonema es la unidad mínima de información fónica de una lengua, es decir, aquello que podemos distinguir como una letra y que podremos diferenciar de otras letras. Por ejemplo, podemos diferenciar una /p/ de una /b/ con facilidad, sin importar que estos fonemas sean pronunciados de forma diferente, por hablantes diferentes con acentos diferentes. Fijémonos en la palabra avalancha. La segunda letra, /v/, no se pronuncia igual si el hablante es monolingüe castellano o si es bilingüe castellano y catalán. Si es monolingüe castellano el hablante no diferenciará avalancha de abalorio, sin embargo el hablante catalán puede que las diferencie al pronunciarlas y al escucharlas porque en algunas variedades de catalán se hace esta distinción.
Este fenómeno se conoce como sordera fonológica, y muestra muy claramente lo que comentábamos de las diferencias entre fonemas. Para el hablante monolingüe sólo hay un fonema, /b/, mientras que para el hablante bilingüe existen dos fonemas, /v/ y /b/, aunque el sonido sea exactamente el mismo. Es más, para el mismo hablante monolingüe las letras v y b de las palabras avalancha, vaca, baca y ábaco se pronuncian igual, aunque la b de baca si delante no hay ninguna vocal se pronuncia juntando los labios y la b de ábaco se pronuncia sin llegar a juntar los labios. Si queréis lo podéis probar pronunciándolo dentro de una frase, sin forzar, relajadamente, a ver qué sale.
La fonología estudia todo esto y muchos otros fenómenos. Podemos encontrar casos como la epéntesis, que comentamos antes, es uno de ellos. Otro puede ser la palatalización, que es la causa por la que en español decimos ocho y no octo; o el apócope, que explica cómo se pierde la última parte de una palabra, como la conversión del latín panem en pan. En la Wikipedia tenemos una lista de fenómenos fonológicos bien completa.
Si tenéis interés en conocer más sobre la fonética y la fonología, os recomendamos entrar en la Wikipedia. Los artículos en español sirven muy bien como un punto inicial para conocer estas dos ciencias. Más allá de la Wikipedia podemos encontrar el libro Así se habla: Nociones fundamentales de fonética general y española, de Ana María Fernández Planas, publicado por Horsori en 2017, La voz del lenguaje: fonética y fonología del español, apuntes de la Universidad de Valencia escrito por Hidalgo y Quilis y publicado el 2012, y la Nueva Gramática: Fonética y Fonología, de la RAE y publicado por Espasa en 2011.
3 respuestas a “¿Cómo sabemos cómo pronunciamos?”