Autor: Alfredo Gómez Cerdá
Comunidad autónoma: C. de Madrid
Título: Niñato entrometido
Género: Juvenil / thriller
Año de publicación: 2021
Editorial: Edelvives
¿Primera publicación?: No
Lengua de redacción: Castellano
Lengua de lectura: Castellano
Nota: 4/10
Hace unos meses, leí Ninfa rota de Alfredo Gómez Cerdá y lo disfruté muchísimo. Me gustó tanto que me prometí a mí misma no terminar el año sin leer más obras del autor. Y promesa cumplida: he leído Niñato entrometido, una novela juvenil publicada este mismo año. Quizá había puesto demasiadas expectativas en el autor o tal vez esta novela sea considerablemente más mala que Ninfa rota. Incluso me he llegado a plantear que una de las dos novelas esté escrita por un negro, porque no tienen nada que ver y no hablo del tema, sino del estilo, de la narración, de los tiempos. Pero bueno, no nos avancemos, empecemos por donde hay que empezar, por el principio: de qué va Niñato entrometido.
Niñato entrometido es el diario de vacaciones de un chaval de catorce años. Su padre es artista y, pronto, hará una exposición sobre fotografías de cunetas de carretera. Así que la familia decide pasar unos días en un pueblo costero donde hay tres cunetas interesantes para fotografiar. En una de esas cunetas hay una foto de un chico, Joanot. Durante su estancia en el pueblo, el protagonista conoce a los amigos del difunto: hay sospechas de que en lugar de una muerte, aquello fue un asesinato. El grupito decide trazar un plan para descubrir la verdad sobre el caso, ¿qué esconde la muerte de Joanot?
La sinopsis incita a la lectura, pero los capítulos incitan precisamente a lo contrario, a que la abandones. Empecemos con la primera incongruencia, para mí la más importante: el protagonista no es creíble. Utiliza un vocabulario impropio para un chico de catorce años. Si no supiéramos su edad, podríamos pensar que nos está hablando un señor de 50. Si su expresión oral nos deja a todos patidifusos, su comportamiento, todavía más. En ocasiones, peca de inocente, de una inocencia infantil, propia de un niño que va a párvulos. Otras veces, sin embargo, nos sorprende con una actitud anticuada. Os pongo un ejemplo: al protagonista le gusta una chica del grupito, Pilar. En determinado momento, quiere contactar con ella y la primera idea que le viene a la cabeza es llamarla por el móvil, pero si lo hace sus padres le escucharán y le quiere decir algo secreto. Así que decide buscarla en WhatsApp, a pesar de que no le gusta nada comunicarse por ahí. Terminan intercambiando algunos audios, de menos de 3 segundos cada uno, con preguntas del estilo: ¿Ya has hecho la digestión? Imagino que llegados a este punto, si sois de la generación Z como yo (del año 1996 para arriba) detectaréis más de una alarma. Alfredo, querido, los jóvenes odiamos hablar por llamada. Nos genera una ansiedad que te mueres. De hecho, hay más de un artículo hablando sobre el tema y explicando por qué nos sucede. Además de este fenómeno, hoy en día, no tenemos que buscar nuestros nuevos contactos en WhatsApp, ni dudar de si tienen. Es obvio que una chica de 15-16 años como Pilar va a tener WhatsApp, por muy de pueblo que sea. Y los audios, ay, los audios de 3 segundos no existen. ¿Por qué si no WhatsApp ha añadido en su actualización la opción de escuchar los audios a x1,5 o a x2? Porque cuando grabamos un audio, con lo que nosotros odiamos el sistema de voz, lo que en realidad estamos haciendo es grabar un podcast de media hora. No vamos al grano, nos explayamos, y si queremos contarle a nuestra amiga del alma que mañana tenemos un examen, vamos a explicarle primero de qué es el examen, si hemos estudiado lo suficiente, la pereza que da ir hasta la facultad y/o instituto para hacerlo un sinfín de cosas más que, aunque no vengan al caso, ya que estamos, lo contamos. Entiendo que el escritor es mayor y que ponerle voz a un adolescente no es moco de pavo, pero existe algo llamado documentación y hay que darle la importancia que se merece. Si no, el protagonista, en lugar de un adolescente del S.XXI, parece un joven del siglo XX o XIX que se ha teletransportado a nuestro siglo.
A los catorce años y tres meses, más bien, vamos desechando cosas. Yo he desechado muchas, aunque no lo parezca; pero tengo que reconocer que no he desechado ser policía, como mi madre, ni fotógrafo, como mi padre.
niñato entrometido, alfredo gómez (2021: 15)
En cuanto a la trama, parte de una idea interesante, pero se desarrolla de forma muy irregular y el desenlace es muy abrupto. El autor dedica muchos capítulos a contextualizar al protagonista: de dónde es, oficio de sus padres, dónde irán a pasar las vacaciones, su amor por los viajes en caravana, etc. Sin embargo, dedica muy pocas páginas para narrar el conflicto principal. El primer día que el protagonista llega al pueblo costero, conoce a los amigos del fallecido (qué casualidad). Y ese mismo día, ellos le explican que sospechan de un asesinato. Ese mismo día, también se enamora de Pilar y hasta cena en su casa. En menos de tres capítulos introduce el conflicto y prácticamente en diez o quince páginas lo soluciona. ¡Y de qué manera lo soluciona! Con el monólogo de uno de los personajes que sabe de primera mano qué sucedió el día del accidente.
En general, me ha parecido decepcionante. La historia es entretenida, podría haber sido una novela de thriller emocionante, con una dosis de amor y un sinfín de anécdotas de playa, sol y diversión. Pero se ha quedado en el intento de todo eso, en un recorte de escenas que van sucediendo sin mucho interés.
¿Quién es Alfredo Gómez Cerdá?

Alfredo Gómez Cerdá (Madrid, 1951) es licenciado en filología hispánica. Dio sus primeros pasos hacia el cine, pero es más conocido por sus obras para el público infantil y juvenil. De hecho, se ha convertido para muchos profesionales del mundo de la literatura en un autor de referencia.
Ha publicado más de 60 cuentos infantiles, más de una veintena de novelas juveniles y algunas obras de teatro. También ha ganado numerosos premios literarios.
Una respuesta a “Niñato entrometido | Alfredo Gómez Cerdá”